PIERCING PARA PEZONES INVERTIDOS

 

He publicado recientemente un nuevo artículo sobre corregir los pezones invertidos con el piercing  en el que finalmente se muestra el resultado del caso de Ana.

Ana no solo ha traído su simpatía a nuestro estudio, sino que además de haber respondido y contado personalmente su experiencia tras leer la publicación, para que, como ella misma nos dice, pueda ayudar a otras chicas (y chicos) que se encuentren en el mismo caso, se ha ofrecido a atender a quien tenga dudas. 

Nos ha escrito como respuesta en el propio post, pero lo he encontrado tan humano e interesante que no podía permitir que se perdiesen sus palabras debajo de las mías, de modo que le he hecho el hueco que se merece… este post, para que podáis leer su propio testimonio.

Vuelvo a darte desde aquí las gracias Ana. GRACIAS!!

 


«Tras leer el post, y por alusiones directas (ser yo la implicada) me gustaría hacer referencia a todo el proceso que he experimentado con este tema, tratando todos los puntos que crea que pueden ayudar a las chicas y chicos que lleguen a ver este post.


Si bien mis pezones “tímidos”, como yo los llamaba, me han acompañado durante 20 años, lo cierto es que no me acostumbraba a ellos en absoluto. Nunca he estado conforme con su aspecto, y aunque ambos tuviesen la misma inversión, esa simetría tampoco me consolaba.


Tras muchos años dándolos por perdidos y asumiendo que así tendrían que seguir, porque bueno, me había tocado, comencé a investigar por internet sobre ellos. Por qué son así, a qué se debe, posibles problemas que pueden provocar cuando se decide ser madre en referencia a la lactancia, … pero encontré algo que no esperaba. Una solución.


Al enterarme, a través del primer post publicado en esta web sobre el tema, de que un simple piercing podría corregir este problema -quizás parezca injusto que se le llame así, ya que no se trata de algo grave como pueda ser cualquier enfermedad, pero para mí SÍ era un problema- mi mente comenzó a dar vueltas y vueltas.


Decidida a ello, indagué en mi ciudad. Pregunté en varios establecimientos del mundillo, fui a dos ginecólogos diferentes, buscando que alguien me asesorara sobre el proceso, me orientase. Ambos ginecólogos no quisieron implicarse para nada, tampoco -según decían- conocían ningún caso de corrección de la inversión a través del piercing. Así pues, de estas visitas lo único que saqué en claro fueron dos cosas: la primera, que el hacerte un piercing no imposibilita la lactancia, simplemente llegado el momento se retira y puedes amamantar sin problema; la segunda, que aparte de esto, todo parecían ser inconvenientes por temas de higiene, por lo doloroso, y porque bueno, médicamente no era una solución muy apropiada, siendo la mejor alternativa pasar por el quirófano con un plástico. Básicamente, pusieron una traba detrás de otra.


En los establecimientos de tatuajes y piercings, poca información había. Aunque al menos no salí con tan mal cuerpo.


Así pues, decidí volver al origen de todo y contactar con Manu. Lo único que puedo decir es que el trato fue inmejorable desde el momento cero, que me aconsejó a través de fotografías, que se mojó, y que me ofreció su mano. Bueno, las de su hijo en este caso. Quedaba dar el siguiente paso: Sevilla.


Una vez en su estudio, no pude recibir más respeto, comprensión y normalidad. Sí, normalidad: porque no pasa nada, porque se soluciona, porque no hay que resignarse a convivir con algo que te hace sentir menos mujer como en mi caso. Total mimo y respeto por el tema, haciéndolo todo más cotidiano.


Ya en la cabina, recuerdo que todo pasó muy rápido, probablemente por los nervios (estaca atacada!!). Hasta me temblaban las manos.
Chicxs, respecto al miedo, a la inseguridad sobre si quedará o no bien, a si dolerá: daos cinco minutos. En cinco minutos, todas las dudas quedan resueltas.


Miedo a que no nos guste: ¿Lo peor que puede pasar? que no te convenza. ¿Solución? piercing fuera, y ya está. Poniéndonos en la peor de las situaciones, creo que no es algo tan traumático!!


Dolor: Guillermo es rapidísimo. Pensad que el momento en el que la varita os perfora no dura ni medio minuto en total. Claro que duele, teniendo en cuenta la de terminaciones nerviosas que hay en la zona, pero es un dolor plenamente soportable, que pasa en un abrir y cerrar de ojos, y que una vez están colocados los piercings desaparece y deja lugar a una sensación de presión muy, muy llevadera.


Después de tenerlos, no habían pasado ni dos horas y ya no sentía nada, aunque suene exagerado. Mi cuerpo se acostumbró a la sensación de que estuvieran allí bastante pronto. De dolor nada de nada, ni al curarlos. De presión tampoco. Y por suerte (y cruzando dedos porque aún es pronto para hablar, hace hoy 8 días de todo esto) nada de infección o supuración.


Lo que sí hay, y mucho, es alegría cada vez que me veo. Porque no serán simétricos -uno de mis pezones estaba algo más retraído, y las bolitas no han quedado igual de prominentes- pero ahí están. Y es que es NATURAL! NO somos perfectos, ni simétricos, nada en nuestro cuerpo lo es! Pero creo que el antes y después habla por sí solo. Yo estoy encantada, y aún acostumbrándome a mi nuevo pecho. Y espero de corazón que este texto pueda servir para iluminar un poquito a cualquiera de vosotrxs que se encuentre en la misma situación en la que yo me encontraba -qué bien suena hablar de esto en pasado!!-.


Ojalá sigamos creciendo y sumando testimonios, y nos queramos y aceptemos un poquito más y mejor después de ello. Perder de vista esta inseguridad siendo tan íntima es una sensación de lo más bonita.
Un abrazo y mil gracias de nuevo al equipo de Twotattoo.»

 

 

 

 

Ana