No es la primera vez que hablamos sobre el tatuaje reconstructivo (y no será la última), pero lo cierto es que cada caso es diferente y en cada uno de ellos hay que realizar trabajos totalmente personalizados.
El caso al que nos referimos hoy es el de una chica, Lidia, que tras el parto se sometió a una abdominoplastia para eliminar el exceso de piel y grasa y poder remodelar el abdomen. En los embarazos se forma piel extra por la expansión que hay sobre todo en los últimos tres meses en los que el bebé crece más y que después del parto se ve floja, y hace ver el abdomen abultado; esta expansión de la piel del abdomen también provoca la aparición estrías.
La intervención de Lidia fue realizada en enero de este año, hace 6 meses escasos, por lo que al ser reciente la cicatriz no puede tocarse al menos hasta que pase el año.
Pero el hecho de no poder tocar aún la cicatriz no quita para que a la hora de estudiar el diseño se contemple una idea para cuando pasado el año podamos tatuarla, por lo que hay que pensar en un diseño en su conjunto y no, llegado el momento, tapar con cualquier «añadido».
Lidia llegó a nuestro estudio a raíz de ver los resultados de otros trabajos similares que hemos realizado, y con la misma inquietud, la de encontrarse incómoda con el aspecto estético que las estrías ofrecen sobre su abdomen. Tras evaluar el caso hablamos sobre qué motivo podríamos trabajar sobre su barriga. Yo prefiero que cada cliente me diga que les gustaría que les tatuase y después estudiar si es factible o no; me comentó que entre otras muchas cosas le encantan los pavos reales. Analizadas las formas de sus estrías vi que si era posible por lo que me puse manos a la obra.
En primer lugar realicé una plantilla del dibujo que formaban sus estrías sobre la que poder trabajar y poder adaptarme a ellas al máximo.
Una vez realizado el boceto le pedí que volviese al estudio para ver si le gustaba el diseño y composición. Le encantó así que volví a tomar medidas y a reajustar el diseño perfectamente a su cuerpo. El diseño ya contempla un árbol trenzado que irá sobre la cicatriz y sobre la que el pavo real se posará, ya que ahora mismo está en el aire. Un árbol que cubrirá la cicatriz y del que brotarán flores malvas.
Este tipo de trabajo requiere un par de sesiones mínimo, entre otras cosas porque la piel es más sensible y el trabajo es más lento y delicado. Realizamos el trabajo de linea y parte de color en una primera sesión, y tras dejar dos semanas para que curase el trabajo realizado, proseguimos de lleno con el color en el resto del tatuaje.