«Trazos de suerte que devuelven a la vida»

Me considero una persona bastante familiar. Siempre hemos sido mucha gente en casa, hasta hace relativamente poco.

Por circunstancias de la vida, durante toda mi infancia y parte de mi adolescencia he convivido con mis abuelos maternos. Por el papel que han desempeñado, son dos personas clave para mí.

Desde que era pequeña, mi abuela siempre ha tenido una planta de tréboles de cuatro hojas. Durante un tiempo fue floristera por lo que siempre le han gustado mucho las plantas y las flores. Popularmente, el trébol es un símbolo asociado a la buena suerte y ella siempre ha pensado lo mismo. Cuando ella era joven, tenía muchas joyas de tréboles que me ha ido dando a mi para que me las pusiera y siempre la suerte estuviera de mi parte pero, tras un cierto tiempo las acababa perdiendo. Por ello tomé la decisión de que mi primer tatuaje sería un trébol de cuatro hojas, para así llevarlo siempre conmigo y no perderlo nunca y tener un recuerdo permanente de ella.

Por otra parte, mi abuelo también ha tenido relación con el mundo de las plantas y la jardinería, desde pequeño en el pueblo como de mayor siendo varios años jardinero de la Parroquia de mi barrio hasta que cayó enfermo. El hecho de ir allí, regar las flores, cuidarlo… le daba la vida. Siempre me traía flores que cogía de allí para ponerlas en mi casa. Cuando falleció hace poco más de un mes fue cuando tomé la idea de hacerme el tatuaje del trébol pero, debía añadir algo para que también lo representara a él. Entonces me vino la idea perfecta: una regadera que cuida un trébol, como ahora pienso que desde donde esté nos está cuidando a todos y en especial a mi abuela.

 

Es bastante especial para mí tanto por ser mi primer tatuaje, como por el significado que lleva. Para algunos puede ser un simple diseño grabado a tinta en la piel como otro cualquiera, para mí significa que dos de las personas más importantes que he tenido y tengo siempre van a seguir acompañándome en todos los momentos de mi vida, en los buenos y en los malos, siempre conmigo, trayéndome suerte y protegiéndome.

Tras esto, dar de nuevo las gracias a Manu por el gran trato recibido, su profesionalidad, cercanía, amabilidad… y animo desde aquí a todo el mundo que si tiene dudas de hacerse un tatuaje que no se lo piense porque considero que es una de esas cosas que hay que hacer en la vida y, que por supuesto se ponga en manos de profesionales como los que llevan el estudio de TwoTattoo.