«Me quemé con cuatro años de edad al partirse el mango de la olla del puchero, y gracias a la rapidez de mi madre que me empujó, no llegué a quemarme la cara. Mis heridas no se infectaron pero con esa edad recuerdo que las curas eran horrorosas y no entendía verdaderamente que me pasaba. En la época de colegio me llegaron incluso a hacer bullying por mis quemaduras. Ya en mi adolescencia lo fui superando y siempre he dicho que son cicatrices de una guerrera. A mis 47 años empecé a seguir por Instagram a un ser maravilloso que le devolvía la sonrisa a personas como yo, y me emocioné tanto que di el paso. Este brazo feo que ha vivido conmigo durante 43 años ya no será el centro de atención a la vista de muchos, sino que luciré con mucho orgullo este pedazo de trabajo. Solo decirte Manu, que muchísimas gracias por la atención, delicadeza y trato recibido,… además de las risas que hemos echado ?!!! «
Gracias a ti @Granganesha por ponerte en mis manos ☺️☺️ y espero verte de nuevo!!
Mandalas, Puntillismo, Reconstructivos